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Arquitectos: DRM Arquitectura
- Área: 160 m²
- Año: 2022
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Fotografías:Javier Agustín Rojas
Descripción enviada por el equipo del proyecto. A 200 km de la ciudad de Buenos Aires en un entorno Rural próximo a la ciudad de Pila, surge el encargo para la reforma una pequeña vivienda en la inmensidad de la llanura pampeana.
El campo llamado “El Basson” dedicado a actividades agricolaganaderas, y por sobre todo vinculado a un espacio de esparcimiento para la familia que residía en la ciudad, define sus límites con el Río Salado , la Ruta 41 y otros campos vecinos.
La vivienda debía ser transformada para responder a las nuevas dinámicas de uso, crecimiento de la familia, reuniones familiares, reuniones laborales, vacaciones etc. Así mimo era pertinente operar sobre todos los elementos que formaban parte del campo, aljibe, molino, tanque australiano, laguna, fogonero, forestación, en un plan de reforma y acondicionamiento general.
Todos los espacios habían sido pensados, construidos y habitados por familiares que ya no están. Entendiendo que todos estos elementos preexistentes tenían una gran carga simbólica y formaban parte de la memoria colectiva de la familia, la estrategia fue siempre conectarse al sitio preservando las preexistencias y utilizándolas como manual de soluciones para generar la nueva arquitectura. De esta forma el repertorio de soluciones estaría siempre inspirado y conectado en la memoria y los momentos vividos en dicho lugar., “El campo de la Familia”
El lugar y sus preexistencias. La horizontalidad del paisaje, la proporción dominante, que condicionaría la proporción de la vivienda, su galería y el diseño de las aberturas, donde mirar, como mirar, poder conectar.
La condición Muraria de la casa , dos muros longitudinales portantes con envigados de madera transversales a los mismos conformando cubiertas y entrepisos, continuar y acentuar esa ley para los sectores a ampliar. Desnudar el muro, que aparezca el ladrillo y utilizar la bovedilla con vigas de madera que conservan el ritmo de las preexistentes caracterizando de algún modo los nuevos espacios pero también respetando la vivienda original.
El cerámico rojo como material complementario del campo verde, presente en el solado original de la vivienda, que sin duda era el suelo que toda la familia recordaba pisar en los momentos compartidos con sus antepasados. Entendimos que este material era importante y podía cocer todas las intervenciones.
Dió lugar a los “puntos rojos” que están desparramados por el campo, caracterizados por su solado y basamento, el aljibe, la pileta, el tanque australiano, el molino y la propia casa utilizan este material transformando espacios funcionales a la dinámica de trabajo del campo en espacios empáticos para el uso de la familia.
El Cielo era un paisaje inédito para nosotros, la ausencia de luz del campo contrastada con las luces del cielo, de aquí nace el mirador de estrellas, una operación de crecimiento vertical de la vivienda, que resolvió además un nuevo espacio de dormir, y el sistema de circulación vertical de la vivienda caracterizado por un particular ingreso de la luz diurna.
Otras dos operaciones de crecimiento horizontal completan la ampliación de la vivienda, por un lado en el sector del estar/comedor la búsqueda visuales del atardecer tamizado con una pérgola de glicinas, y por el otro buscar el cobijo de los espacios de dormir bajo el bosque de árboles preexistentes. Ambas operaciones pusieron en valor la galería preexistente orientada al norte.
Terminamos de intervenir con dos operaciones mínimas, la inclusión de un pequeño muelle sobre la laguna que posibilito habitarla y la puesta en valor de un árbol con una condición morfológica muy particular que ya había sido apropiado por la familia para hacer algunos asados a sus pies, dando lugar al Fogonero, intervención paisajística radial que fomentó el encuentro mediante la inclusión del solado y mobiliario apropiados.